Las desgracias naturales vuelven a azotar al gran continente americano, esta vez centrando su eje de destrucción en los Estados Unidos. Ya se han registrado al menos diez fallecidos en los estados de Texas y Oklahoma, al sur del país, durante estos últimos días. La causa, esta vez: una serie de devastadoras tormentas e inundaciones que han azotado la región del país estadounidense, llevando a los dos Estados a una situación límite y causando la tragedia.


Los equipos de rescate no han desistido en su labor, ahora tan importante, y continuan con el rescate y la búsqueda de personas desaparecidas a la espera de que la cifra de víctimas cese en su aumento. Sin embargo, todo apunta, desgraciadamente, a lo contrario, debido a la cantidad de desaparecidos registrados por las autoridades desde la catástrofe: decenas de personas cuya suerte cuelga de un hilo. Un hombre de avanzada edad falleció la tarde de este domingo en el contado de Milam, en el centro del estado tejano, cuando un tormano arrasó a su paso con todo lo que había en la zona. Al fallecimiento hay que sumar a cuatro personas heridas y cuantiosos daños materiales, sobretodo en viviendas prefabricadas debido a los materiales poco resistentes.


Las tormentas, que durante el día fueron la pesadilla de la zona central y norte de Texas, así como en Oklahoma, se fueron trasladando por la noche al área costera de Houston, que tras su paso quedó empantanada. Los daños han sido más evidentes al amanecer del siguiente dia.


Equipos de rescate y voluntarios se encuentran actualmente en la búsqueda de estas doce personas, labor que se ha tornado más difícil debido a la crecida del río Blanco a un paso de Wimberley (Texas).


La oficina de Gestión de Emergencia de la ciudad texana nos reportó el pasado lunes las dramáticas cifras: la muerte de dos personas, víctimas de las inundaciones, una de las cuales ahogada en el interior de su vehículo presa de la corriente. De la segunda victima no se ha conseguido datos suficientes para reconstruir los hechos.


Los daños también han sido materiales: las tormentas se han llevado a su paso a cerca de un millar de viviendas y edificios y aún ahora, miles de personas se encuentran refugiadas, espectantes.