Lúpulo, cebada, malta, agua, levadura y azúcar. Esos son los ingredientes principales que tiene que usar cualquiera que se preste a elaborar una Cerveza. Claro está, las cantidades y la calidad de cada ingrediente de esta fórmula magistral, la guardan en las fábricas y bajo llave, los más de 5.000 artesanos repartidos por todo Estados Unidos que fabrican y venden su propia cerveza “homemade”.

Tal es así, que en la cuidad de Columbus, en Ohio, han abierto un Hotel, única y exclusivamente dedicado a la cerveza artesanal. Se ha encargado de ello la conocida marca de cerveza escocesa Brewdog.

Marca que hace un año empezaba a expandirse por terreno americano y que regalaba, aprovechando las navidades, a algunos estadounidenses que habían colaborado en su crowfunding con 20.000 euros, su cerveza más fuerte (55% de alcohol), embotellada en ardillas disecadas. Sí, no me he equivocado con las teclas; ardillas disecadas.

Este hotel, The Doghouse Columbus, que también es fábrica de cerveza, cuenta con 50 habitaciones, sala de spa con tratamientos a base de aceites de lúpulo, grifo de cerveza, para los amantes del tiraje, en tu propia habitación, un restaurante especializado en cerveza, desayunos, comidas y cenas con temática cervecera, todo artesanal, por supuesto, y hasta una ducha de birra fría en la suite principal.

Sus padres escoceses aún quieren ir más lejos. Su fábrica de Ellon, ubicada en el noreste de Escocia, ya es equiparable a nuestro “camiño”, solo que la gente, en vez de ir a ver al santo a la catedral, peregrinan para tomarse unos buenos zumitos de cebada para reponer fuerzas. Con esta creación, especializada en la cerveza amarga Brewdog, pretenden hacer un parque temático dedicado al mundo del lúpulo que creará en torno a 80 puestos de trabajo.

Y ahí no acaba la historia. Su nuevo proyecto es llegar a los 200.000 dólares para crear una terraza para los residentes del hotel, donde poder degustar una selección de cervezas amargas. Según la cantidad de dinero con la que colaboras, tendrás la posibilidad de ver tu nombre en el bar, comer gratis u organizar un fiestón en la terraza y, encima, ser el anfitrión. Ahí queda eso, cerveceros. ¡Salud!