Cuando una joven sospecha que está embarazada, generalmente va con una amiga a hacerse un test de embarazo o bien recurre a un test de embarazo que venden en la farmacia, para sacarse la duda antes que hacerse un análisis de sangre. Si da positivo, sus miedos comienzan a florecer. Así le pasó la hermana de Britney Spear, Jamie-Lynn Spear que ha quedado embarazada a los 16 años. Cuando quedó en estado de buena esperanza, se retiró de Nikelodeon y no volvió actuar dedicándose a su hijo.

En este caso sus padres le han ayudado pero su juventud fue truncada por un embarazo no deseado.

Su chico le reprochó que se embarazara, pero finalmente asumió su paternidad y aun así, los primero meses cuando tuvo a su bebé fue en solitario y ha comentado que se sintió sola y abandonada, que veía que su vida había dado un giro de 360º. Luego cuando el bebé tenía unos cuatro meses, su pareja decidió vivir con ella y con su hijo. Todo su mundo adolescente se viene abajo. Ahora llegó la hora de madurar y no está preparada para asumir lo que se le viene encima.

En primer lugar debe hablar con su chico para informarle que ambos están embarazados. La primera reacción será de reproches, de gritos, pero ambos deberán decirles a sus padres lo que está ocurriendo. La reacción de ambas familias será dura, pero luego ambos deberán asumir la situación.

Si ambos hacen lo correcto de asumir que un bebé viene en camino, estará todo resuelto.

Pero, ¿qué sucede si la maternidad es en solitario? Todos hablarán de la joven, aunque se tome como algo natural hoy en día. Participarán los padres, vecinos, familiares, entorno a opinar, pero no resolverán nada hablando del por qué quedó embarazada.

Si se le hará entender a la joven que debe ser una buena madre dedicada a su hijo y que su adolescencia fue truncada por ella misma porque ya no será una niña, sino una Mujer con responsabilidades mayores.

Cuando pasan los 9 meses y están a punto de dar a luz, comienzan a llorar como niñas solicitando ayuda a su madre y padre.

A veces los padres deben ser contemplativos, pero a la vez, deben poner límites para que la joven madre madure.

El bebé ha nacido, vuelve a casa y cada tres horas a darle el pecho o el biberón. Al principio parece que tienen un nuevo juguete y se ocupa de él. Y a los dos meses, la joven comenzará a cansarse porque no está preparada para tal magnitud de responsabilidad, pide ayuda, pero es ella quien debe ser fuerte para criar a su propio bebé.

Ya no puede ir a la discoteca, salir con sus amigas porque ella es madre y las otras jóvenes aun no lo son. Ella verá que sus amigas saldrán con chicos, mientras ella no, deberá trabajar para mantener a su hijo y es ahí donde se derrumban. Y es entonces ahí donde se la debe apoyar, sin reprochar por el hecho de haber quedado embarazada siendo una adolescente.