El cambio climático ya no es noticia, nos lo hemos tomado como algo natural, aunque sus efectos sean más serios de lo que puedan contarnos. Tenemos tanta información sobre este tema que ya nos parece hasta normal vivir con ello, algo que no podemos remediar, aunque, por suerte, los expertos están luchando contra ello buscando nuevas formas que ayuden al sostenimiento del planeta.

La medida que se está desarrollando en estos momentos es la idea de "Economía circular". Hasta ahora nuestros recursos son fabricados mediante una economía lineal, la cual se desarrolla en forma de cadena.

El proceso se simplifica en "tomar, hacer y desechar", es decir, las empresas extraen de las materias primas los utensilios necesarios para refinarlos y fabricar así unos productos que, finalmente, tras unos años, acabarán siendo residuos.

¿Qué propone la economía circular?

Esta nueva medida propone que la vida de los productos se alargue indefinidamente, es decir, reutilizar los residuos de manera que no sea necesario extraer más materia prima, la cual lleva ya muchos años escaseando. Desde finales de los 70 se empezó a hablar de esta idea con la intención de buscar una alternativa a la sobreexplotación de las empresas con el medio ambiente.

El problema de un cambio en nuestra forma de fabricar es que las empresas siempre buscan beneficios, por ello los productos tienen pocos años de vida, pues cuanto más fabriquen, más beneficios obtienen.

Pero la economía circular ofrece una solución que beneficia a todos, tanto empresarios como consumidores, aunque para ello tengamos que hacer algún sacrificio.

¿Cómo funciona la economía circular?

"La materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma", es la frase que nos enseñan desde niños, ¿por qué no ponerla en práctica?

El primer paso para que este tipo de economía se haga real es reutilizar los residuos en lugar de desecharlos. El reciclaje es una buena forma que permite que la materia prima vuelva a tener una segunda oportunidad.

La importancia que damos a la posesión de productos también debemos cambiarla, pues, si modificamos esto haciendo que sea más importante el uso del bien en sí, en lugar de la posesión del material, conseguiremos que nuestro elemento sea modificable en lugar de adquirir uno nuevo.

Con este cambio hacemos que muchas fases del proceso de producción desaparezcan y conseguiremos reducir la contaminación que se producen en dichas fases.

De esta manera, se enfocaría la atención en la investigación para desarrollar actualizaciones que permitan que los antiguos productos parezcan nuevos, teniendo así un bien nuevo, pero sin necesidad de ser producido desde el inicio de la cadena. El problema que esto conlleva es que serían las empresas las dueñas de nuestros productos, arrebatándonos la posesión de nuestro bien material, por lo que dejaríamos de ser los propietarios convirtiendo nuestros productos en bienes alquilados, como sucede con nuestras viviendas, aunque de manera indefinida.

¿Seremos capaces de abandonar el sentimiento de posesión para cedérselo a las empresas? La respuesta la tenemos nosotros mismos.