A menudo solemos pensar que la oficina se trata del lugar más seguro para supervisar el trabajo de los empleados y que estos a su vez rindan mejor, cumplan su horario laboral y entreguen sus encargos a tiempo. Es lógica esta deducción, en tanto que parece otorgarles disciplina, todos los recursos necesarios a priori para sus labores, así como un trato cercano con el resto de empleados y directivos.

Por suerte, hoy día los estudios científicos, lejos de dedicarse a campos de la ciencia oscuros para muchos de nosotros (como son la química, la física o la geología), también arrojan luz sobre aspectos cotidianos del día a día.

En este caso, los investigadores de las universidades de Stanford y Harvard realizaron un estudio a más de 250 trabajadores de una conocida agencia de viajes. Se realizó un seguimiento del personal durante medio año para observar sus resultados y su productividad, siendo separados la mitad de los mismos una vez concluido este lapso de tiempo.

A estos últimos se les ofreció continuar desempañando sus labores desde casa durante los tres meses siguientes. Curiosamente, teniendo en cuenta la relación con los clientes y el éxito de las ventas, los trabajadores desde casa lograron incrementar su productividad (en este caso, el aumento de las ventas sin variar la duración de la jornada laboral) en nada menos que un 13%.

Según estos expertos, trabajar desde casa aporta innumerables beneficios para la salud que además repercuten en los resultados de la empresa. Algo tan común como la baja por enfermedad puede aminorarse cuando el personal se encuentra sometido a un nivel de estrés inferior.

Además, el horario les permite descansar una hora más, pues pese a que la jornada laboral suele ser de ocho horas diarias, hemos de sumarle la media hora de ida y de vuelta al puesto de trabajo (en un caso bastante favorable para el empleado). Finalmente, al contrario de lo enunciado inicialmente, en el lugar de trabajo suelen existir mayores distracciones que en el hogar.