La pesadilla del jugador galés parece no acabar. Tras su esperada vuelta a los terrenos de juegos, que hace tan sólo dos días comentamos, las sensaciones cuando estuvo en el campo fueron realmente buenas, porque revolucionó el partido, creando una ligera emoción en los aficionados del Real Madrid, pero nada más lejos de la realidad, porque para la jornada liguera de este fin de semana se tendrá que quedar en el gimnasio y no viajará a Bilbao.

¿Otra vez de baja?

Gareth Bale está al borde de un abismo, el cual tiene que superar, porque de seguir con esta "costumbre" de lesionarse, verá truncada su carrera.

El Real Madrid dejará de contar con él y, nadie querrá pagar un dinero 'x' por un jugador tan propenso a lesionarse, aún así, no todo es tan negativo. Según ha confirmado desde el club, Bale no sufre ninguna lesión, pero las sensaciones con las que terminó su gemelo de los minutos disputados en el partido frente al Fuenlabrada no fueron las mejores, y el equipo técnico no piensa asumir ni el más mínimo riesgo.

El extremo madridista no se ha entrenado ni ayer ni hoy con el resto del equipo, el hecho de que haya vuelto de dos meses de lesión y haya recaído en estas molestias ha hecho que en el Real Madrid tengan máxima cautela y no quiera forzarle en un partido de máxima exigencia como siempre es la salida a San Mamés.

Se espera que pueda tener minutos en el partido intrascendente de Champions League contra el Borussia Dortmund, en el que los alemanes si se juegan la clasificación de Europa League mientras que el Madrid ya está clasificado como segundo de grupo pase lo que pase.

No es la primera vez que pasa

En el Real Madrid, un caso como el de Bale no es la primera vez que tiene lugar, han sido varios fichajes del equipo blanco que han estado casi más tiempo lesionados que jugando.

Uno de los casos más sonados es el del holandés Arjen Robben.

El extremo derecho llegó al conjunto blanco en el año 2007 procedente del Chelsea de Mourinho por 36 millones de euros y al comienzo de la temporada ya estaba lesionado, tardando un mes en debutar. Los continuos parones hicieron que se le conociese como el jugador con las "rodillas de cristal", con un promedio durante las dos temporadas que estuvo de una lesión cada cinco partidos disputados.

Finalmente fue fichado por el Bayern de Múnich donde consiguió una estabilidad mucho mejor que la que tenía en Chamartín incluso llegando a proclamarse campeón de Europa.

Otro de los grandes fiascos que sufrió el Real Madrid fue el fichaje de Woodgate, que prometía ser un central de los que marcan una época, llegando al conjunto blanco por 22 millones de euros. Durante su primera temporada, lo que parecía una lesión muscular poco importante, le acabo por separar de los terrenos de juego durante toda la temporada y, tras debutar en la siguiente se anotó un gol en su propia portería y acabó expulsado.