Gerard Piqué, el futbolista del FC Barcelona e integrante de la selección española de fútbol, vuelve al foco de la polémica. Si hace apenas unas semanas se pronunciaba sobre el desafío independentista, originando una avalancha de críticas al respecto, ahora han llegado las primeras consecuencias para el catalán, quien ha sido abucheado y pitado por gran parte de los asistentes al partido celebrado en el estadio del Wanda Metropolitano, donde se ha disputado el primer Atlético de Madrid-Barça después del 1-O.

Piqué asistió y defendió el referéndum ilegal de Cataluña

Fue en el medio 'OkDiario' donde se filtraba la existencia de problemas dentro de la Selección Española de fútbol tras el pronunciamiento del central del equipo español, quien había votado en el referéndum ilegal para más tarde pronunciarse sobre la convulsa situación catalana en una rueda de prensa donde no censuró ninguna pregunta. Este pronunciamiento ha sido, sin duda alguna, un fuerte quebradero para el catalán, a quien incluso hemos podido ver hundido en el llanto al ver las numerosas críticas vertidas sobre su persona.

Máxima preocupación en el FC Barcelona tras las insistentes pitadas a Piqué

No obstante, la gota que ha colmado el vaso para el central del Barça ha sido el partido celebrado en el día de hoy contra el Atlético de Madrid en el estadio Wanda Metropolitano.

Un encuentro entre ambos partidos donde no han faltado las banderas ni las pitadas a Piqué justo cuando tocaba el balón. De este modo, parece que el FC Barcelona va a tener un serio problema cuando pise los diferentes estadios de nuestro país. Es más, la tensión y preocupación dentro de la ejecutiva del partido catalán está patente, pues trasladará dicha hostilidad a todos los campos donde juegue el equipo.

Los ánimos han estado caldeados entre los dos equipos pese a que Enrique Cerezo y Bartomeu han intentado normalizar la situación que ya se preveía convulsa. El directivo rojiblanco ya dejaba claro antes de comenzar el partido que se trataba de "un evento deportivo y nada más" e insistía en que no se trataba de ningún tipo de manifestación política, lo que, para muchos no ha sido así.

De este modo, hemos podido observar una tensión en las gradas digna de una final de Copa: pitadas a Piqué, telas rojigualdas colgadas de numerosos asientos e incluso ha sonado el “¡Qué viva España!” de Manolo escobar, en definitiva, un partido para el recuerdo.