Aquel niño de Basilea, Suiza, que comenzó hace tantos años de pasa bolas, teniendo siempre la esperanza de que alguien famoso creyera en él y le diera una oportunidad para desarrollar su potencial se ha convertido con el tiempo (a sus casi 36 años de edad) en una verdadera leyenda del tenis a nivel internacional. Pese a los problemas físicos que siempre le han causado grandes molestias en la columna vertebral, él sigue siendo el mejor pues no descuida ni un solo detalle para poder jugar sus partidos hasta el final.

El partido de la semifinal

¡Me llena de emoción recordar el gran partido que ha dado este viernes!

Y ahora está a solo una victoria de ganar la Copa de Wimbledon ya que, ante una tribuna repleta que no dejaba de elogiar cada una de sus magistrales jugadas, derrotó en las semifinales a Tomas Berdych por 7-6 (4), 7-6 (4) y 6-4, en 2 horas y 18 minutos. Berdych hizo todo lo que tenía que hacer para ganar, más no fue suficiente todo su entusiasmo para superar a la máquina suiza, siempre preciso y exacto en sus movientos y magistrales jugadas. Todo el partido nos mantuvo tensos, al filo de la butaca.

La gran final tendrá lugar el domingo 16 de julio a las 15:00 hora peninsular

Roger Federer se encuentra a un solo partido de llevarse la Copa de Wimbledon. Sí, ¡a un sólo partido! Y no me cabe la menor duda de que tiene todo el potencial para lograrlo, pues -pese a su edad- es el jugador más resistente, más tenaz y más metódico que existe en este elegante deporte.

Y, aunque no es la final que todo el mundo esperaba ver, en la gran final le espera el croata Marin Cilic, quien ha demostrado también ser un gran tenista a través de los años. No tengo nada en contra de Cilic, pero nuestro Federer puede darle una gran sorpresa, que yo, como fan, la deseo ardientemente.

Con tales antecedentes de ambos tenistas se espera una final por demás interesante y sumamente emocionante que no nos podemos perder los amantes del tenis pues es un hecho que nos mantendrá atentos durante todos y cada uno de los sets.

Si se van a muerte súbita hasta palpitaciones nos van a dar de la emoción. Ya estaremos viendo en la gran final brillar nuevamente a Roger Federer (eso quiera Dios), alzando y besando la tan deseada copa y tomándose la foto del recuerdo ante los cientos de periodistas que estarán presentes, así como lo veremos firmando pelotas de tenis con la sencillez y gran calidad humana que siempre lo han caracterizado.