Al igual que Aquiles, Rafa Nadal lo había ganado todo y parecía invulnerable. Como Aquiles, lo temían. Al igual que Aquiles, Nadal había marcado la historia. La historia del tenis. Al igual que Aquiles, Rafa entraba en las pistas con solo una idea: ganar. Al igual que Aquiles, Rafa imponía con su presencia y dominación innata. Como Aquiles tenía un rival que pudo vencer. El Héctor de Rafael Nadal se llamaba Roger Federer. Y como Aquiles, otro le venció, su Paris era un tal Novak Djokovic. Pero al igual que Aquiles, el español tenía un punto debil.

Al igual que Aquiles, se encontraba en el pie. El talón de Aquiles de Rafa era su tobillo. Al principio, él lo podía aguantar, pegaba con tanto ímpetu que no afectaba su juego. Pero...

Somos como burbujas: aguantamos, aguantamos pero explotamos de tanto aguantar

Al fin y al cabo, se dieron cuenta de que un semidios lleva una parte humana. Porque, al igual que Aquiles, las lesiones acabaron con su vida deportiva. Rafa se hundió en el ranking ATP. Pasó de ser el Rey del mundo al séptimo jugador mundial. Al fin y al cabo se dieron cuenta de que lo podían vencer y lo han vencido… Un montón de veces, hasta en Roland Garros, la casa del español recordada como la guerra de Troya de Nadal. El que se impuso nueve veces en Paris tuvo que retirarse del torneo por una lesión en la muñeca.

Pero lo propio de un semidios es que tiene una parte divina que le permite levantarse cuando ha tocado fondo, cuando pocos no hubieran salido de este pozo. Al igual que Aquiles, Rafa no quería ser rey de reyes entre los muertos y gracias a lo divino de su ser, se está levantando. Tras una grandiosa final del Open de Australia y otra en Acapulco, Rafa ha vuelto, olvidándonos del Nadal del 2015 y 2016.

Aquiles murió pero recibió una justa recompensa por una vida entera de hechos heroicos. Nadal, él no es el matador que era antes, el rey que ganó 14 Grand Slam pero seguirá luchando. Aquiles y Rafael Nadal son semidioses tocados pero las leyendas nunca caducan, las leyendas nunca mueren.