Desde el final del extraordinario resultado del Barça en la Champions, levantando un 4-0 en contra como en aquellas noches de 1979 o 1986, historia viva del club, desde Madrid sólo se ha hablado obsesivamente de “robo” del Barça al PSG mediante el árbitro. El periodista Juanma Rodríguez, madridista acérrimo como Tomás Roncero, se presentó en el plató de “El Chiringuito de Jugones” con las manos esposadas, que según él se sentían así los parisinos en general, como si el PSG fuera el Jean Valjean de “Los Miserables” de Victor Hugo, y el Barça, el Inspector Javert.

Pero en Francia entendieron que el resultado del Barça, con o sin todo eso, no hubiera variado. Viendo algunas tertulias televisivas francesas, lo que lamentaron fue la táctica ultraconservadora y miedosa de Unai Emery, y alucinaban cómo sus jugadores fueron arrollados desde el minuto 1 por el gran juego del Barça. Sobre todo, lamentaban que no hubiera sacado a Di Maria desde el principio, o a Pastore, que no jugó. Creían que con ellos, el resultado hubiera sido otro.

En la tertulia de L’Équipe TV, su sentencia era clara: “El mayor fiasco de la Historia del Fútbol francés”. La frustración de los contertulios era tal, que cuando pusieron una entrevista grabada a uno de los jugadores y el vídeo se quedó bloqueado, uno de los contertulios bromeó: “Seguro que el cámara es del PSG”.

Otro dijo que “el PSG se eliminó solo”.

En otra tertulia, un contertulio, hablando decepcionado de la táctica de Emery y la actitud general del equipo, usó varias veces la palabra “surrealista”, como no entendiendo para nada cómo un equipo profesional, que había maravillado a Europa en el partido de ida con aquella exhibición capaz de anular a la temible delantera blaugrana de Messi, Suárez y Neymar, sufría lo contrario en la vuelta.

El viernes, L’Équipe TV, en su tertulia del día, titulada “El crash del PSG”, ofrecía una pregunta general: “¿El fiasco del PSG significa ante todo la caída del club?”, como si pensaran que este resultado catastrófico podría poner en peligro el proyecto de los actuales dueños del club, que son de Qatar.

El resto, igual. Incluso las opiniones del público francés que envía tuits a los programas era parecida.

El árbitro fue muy poco mencionado. Incluso si se lamentaban algunas decisiones arbitrales, como una segunda amarilla a Piqué no mostrada, consideran que el resultado fue justo a favor del Barça. Sólo lamentan lo que dijimos antes, que Di Maria no jugara desde el principio y que no fuera el equipo más incisivo, aunque entendían que el Barça les arrolló desde el principio, con la lección bien aprendida de la debacle de la ida.

Y sobre los propios jugadores del PSG, no quisieron hablar del árbitro, pues entendían que el partido jugado por ellos había sido nefasto, con apenas un 29 % de balones tocados por ellos en todo el partido y todas las estadísticas rotundamente a favor del Barça. Además, tuvieron un incidente con seguidores ultras del club, a su vuelta a Paris, en el Aeropuerto, que les reprochaban su actitud general.