Pero antes de abordar su dieta, vamos a introducirles de dónde proceden estos impresionantes personajes.

Su origen se encuentra en Etruria (la Tirrenia latina), una antigua región histórica situada en el centro de la Península Itálica, que abarca las regiones de Toscana, Lacio y Umbría. Un lugar en donde se realizaban luchas rituales en honor a los guerreros caídos en combate. Y este es el origen de estas luchas gladiatorias, unos rituales funerarios de origen etrusco realizados por los busturaii, los cuales realizaban una danza guerrera en este tipo de espectáculos, a la manera más lúdica y como diversión.

Los gladiadores pasaron a ser auténticos héroes para el pueblo romano y las legiones romanas

El término gladiador etimológicamente proviene de la palabra gladius. Gladius era la espada corta romana tipo hispaliensis, la espada que luego utilizarán el resto de legiones romanas y les servirá de modelo.

Los gladiadores estaban muy bien considerados y dado a esa buena consideración e imagen que proyectaban en la sociedad (y su inmensa demanda), se crearon diferentes escuelas. De las escuelas más conocidas están las de Capua, Pompeya y Rávena. De hecho, todo el pueblo romano llegó a cuidar a sus gladiadores como auténticos ídolos.

Pero, ¿cuál era la dieta de un gladiador?

Pues bien, os sorprendería si os dijera que tenían una dieta estrictamente vegetariana.

Y es que, se ha investigado que estos gladiadores se alimentaban básicamente muchas verduras (casi el 90% de su dieta), y mucha fruta desecada y gran cantidad de cereales como la cebada.

Estas investigaciones han sido posibles gracias al estudio de los restos óseos conservados de estos héroes. Gracias a estos análisis se ha podido deducir la cantidad de pescado, carne, verduras, grano y frutas formaban parte de su dieta.

Estableciendo así las siguientes conclusiones:

  • Su dieta tenía mucha más cantidad de verdura que de carne
  • Además, sus huesos tenían una gran cantidad de calcio y magnesio. Vitaminas que obtenían de las cenizas de determinadas plantas y vinagre, en una especie de "mejunje", lo que ahora llamaríamos "bebida energética".
  • Su estilo de vida estaba estricta y rigurosamente controlada. Algo que podríamos equiparar a la dieta y estilo de vida de nuestros deportistas olímpicos y deportistas de élite.

Los gladiadores sí iban al gimnasio

Tenemos constancia de que todo gladiador, además de cuidar su alimentación, se ejercitaba duramente en el gimnasio o palestra para mostrar su mejor condición física.

Y es que debían poseer las mejores aptitudes para luchar, pues una lucha gladiatoria en el anfiteatro no era un paseo. Debían adquirir una gran resistencia para aguantar en la lucha, además de la agilidad para "esquivar" la puñalada del "enemigo".

De hecho, tanto cuidaban a estos luchadores, que antes de cada lucha gladiatoria, les ofrecían gran cantidad de comida para estar "a tope" y que sus fuerzas no decayeran durante el combate.

El entrenamiento de todo gladiador en el Gimnasio era de lo más duro que nos podemos imaginar hoy en día. Entrenaban 4 veces a la semana durante dos meses antes de cada lucha.

Entre sus tablas de entrenamiento estaban los siguientes ejercicios (los cuales podemos entender fácilmente) en un sólo día: cien sentadillas, ejercicios con pesas o mancuernas (unas 30 zancadas), sentadillas, veinte volteos a una rueda de entre 150 y 200 kg (según peso), unas treinta tijeras verticales, y otras treinta mountain climbers.

Al día siguiente realizaban diferentes ejercicios de flexiones; al tercer día, ejercicios de dominadas; mientras el cuarto día de la semana, continuaban con más ejercicios de flexiones, levantamiento de peso, paseos de 20 metros con peso de entre 20 a 40 kg de peso.

Con estos ejercicios de fuerza y resistencia que realizaban en sus particulares palestras, junto con su estricta alimentación rica en verduras, fruta, calcio, magnesio, hierro, y demás vitaminas, ya podemos decir que estos gladiadores estaban fuertes y fibrosos como así nos lo atestiguan tanto las imágenes que nos han llegado como las descripciones de historiadores antiguos.

A la Historia antigua le debemos mucho más de lo que nos imaginamos.