Entre finales del siglo XX y principios de este hemos llegado a una conclusión; vivimos en un mundo donde un 50% son actos conscientes y el otro 50% son casualidades a las que tenemos que responder de una forma u otra. Lo que tenga que pasar va a ocurrir de cualquier manera, pero somos nosotros quienes tenemos que elegir la forma en la que queremos afrontarlo.

El efecto mariposa es una hipótesis más o menos moderna, aunque se remonta a un antiguo proverbio chino que dice "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo".

Físicos y científicos utilizaron este proverbio para realizar una hipótesis que tiene que ver con la teoría del caos, pero que la psicología también ha querido adueñarse de su contenido.

¿Qué dice esta hipótesis?

Las pequeñas variaciones, a primera vista inofensivas, pueden provocar un comportamiento y tener efectos más grandes en el lado opuesto. Lo que viene siendo la teoría causa-efecto estudiada por tantos filósofos. Así, por ejemplo, podemos tirar una colilla en medio de un bosque, que al poco tiempo este comenzará a arder y el fuego se extenderá por los alrededores. También puede ocurrir lo que viene a decir el proverbio antes mencionado; si una mariposa bate sus alas en Hong Kong, puede provocar un tornado en Nueva York.

Este estudio se ha convertido en una parte importante de la psicología del comportamiento. Aquí decimos que nuestros actos tienen efectos en el futuro, tanto nuestro como de la gente que nos rodea, por lo tanto, de una u otra manera estamos conectados y depende de nosotros que nuestras decisiones salgan bien o mal.

Está claro que el Azar también juega un papel importante en nuestra vida, pero no hay que olvidar que solo es el 50%, pues aun tenemos el poder de hacer que una de nuestras elecciones vaya por el camino que queremos seguir, sino que se lo digan a Ashton Kutcher en su película "Efecto mariposa", donde cada vez que intenta cambiar algo de su pasado, su futuro se convierte en algo totalmente diferente.

¿Qué nos enseña esta teoría?

A pesar de tener la responsabilidad de asumir nuestros actos, este efecto también nos enseña a vivir, pues en la vida no dejamos de elegir y cada elección tiene unas consecuencias que tendremos que asumir para poder seguir adelante.

No vale la pena pensar en "¿y si hubiera hecho esto? o ¿y si no hubiera hecho lo otro?".

Lo pasado, pasado está y no va a cambiar por más remordimientos que tengamos dentro. No vale la pena arrepentirse si en ese momento era lo que querías pero si que hay que recordar que nuestros deseos pueden hacerse realidad y por ello hay que tener cuidado con lo que queremos. Lo único que podemos hacer es volver a elegir, tomando una decisión que cambie el rumbo de nuestra vida.