La vida de Agripina estuvo marcada por una gran personalidad decisiva. Esto hizo que luchara incondicionalmente para posicionar a su familia en un puesto de poder aunque tuviese que manchar su historial o incluso arriesgando su propia vida. Es más, ante el oráculo, Agripina recibió la sentencia de que su hijo llegaría a ser emperador pero que mataría a su propia madre. Ante estas palabras, Agripina evocó unas palabras llenas de dureza ante la vida: que me mate, con tal de que reine.

La vida de Agripina

Desde que era pequeña, la vida de Agripina la Menor había estado llena de idas y venidas.

Su padre había muerto bajo extrañas circunstancias y habías desterrado a su madre, la que se llamaba Agripina la Mayor. Ya desde que era una niña, se había sospechado que Tiberio había sido quién había asesinado a su padre mediante el envenenamiento y también apartó del poder a su madre porque quería alejarlos de las altas esferas todo lo que pudiera.

Cuando Agripina la Menor se convirtió en mujer, se casó con Enobardo, un cónsul romano pero tuvo una relación mala con él debido a la falta de fertilidad que no facilitaban la descendencia. Sin embargo, después de mucho tiempo, nacería el famoso emperador Nerón, con el que tendría una relación desafortunada.

Poco después, Agripina quedó viuda y se casó numerosas veces (quedando viuda en muchos casos) hasta escalar por la sociedad y volver a sus inicios.

El odio de Nerón a Agripina

Una vez Nerón llegó a ser emperador, tras los esfuerzos de su madre por situarlos en un puesto al que poder acceder bien al poder, Nerón desarrolló con el paso del tiempo una relación de odio hacia su madre. Agripina era una mujer muy decidida y tenía ansia de poder lo que chocaba con las ansias de Nerón, que no se quedaba corto.

Con todos estos desacuerdos, llegó uno más y es que Agripina no estaba de acuerdo con su hijo en la mujer que había elegido para ser su esposa. Tampoco ella se llevaba muy bien con su suegra así que no ayudó mucho a la situación.

Entre los métodos de asesinato, intentó envenenarla tres veces pero no consiguió asesinarla de esa manera porque Agripina ya tomaba dosis pequeñas de ese veneno que la habían hecho casi inmune.

Otro método fue el de intentar derrumbar el techo de sus aposentos para aplastarla pero terminó fallando. Siguió y siguió intentándolo hasta que decidió hundir un barco en el que se encontraba. Supuestamente le había dicho que quería hacer las paces con ella e intentaría asesinarla pero tampoco salió bien. Finalmente, dejó de dar rodeos y trató con un hombre cercano y de confianza para que la asesinara. Y así fue ya que le clavó una espada.

Nerón simplemente dijo que su madre estaba realizando una conspiración contra él y tan tranquilo se quedó.