La biofísica, Soraya Lacaba, sostiene que se reconoció un tipo de fumigación en "documentos desclasificados" por parte de Gran Bretaña. Se explicaba que en los años 50 se "había fumigado en Nortwich con FP tratado con silicona, supuestamente, una mezcla que se convertía en inocua cuando llegaba al suelo pero vecinos de esta localidad resultaron afectados". Sin embargo, esto no representa ningún enigma sino "una desgraciada realidad con la que vivimos", apostilla.

Los civiles son los que sufragan de su propio bolsillo pruebas en los laboratorios para comprobar que contienen las estelas químicas, indica la biofísica.

Los resultados de los laboratorios no son monolíticos; es decir, no en todos los tests aparecen los mismos resultados pero se puede hablar de una "sopa de brujas" en las que con demasiada frecuencia aparecen este tipo de sustancias.

Apunta, que no son solo sustancias químicas, dado que, en realidad deberían llamarse "bioquemtrails" porque en los resultados también aparecen otros componentes; cita, entre otros, la "pseudomona aeruginosa" que es una bacteria que aparece "muy a menudo en la mugre; así mismo se usa en ingeniería genética porque permite que la bacteria injerte paquetes genéticos". Sin embargo, Lacaba aclara que ningún Ministerio de Medio Ambiente del mundo se preocupa por los efectos de las estelas químicas.