José L. F. Barbón, miembro del Instituto de Física Teórica UAM-CSIC, afirma que en la Via Lactea se descubrió un "lóbulo de plasma muy tenue que se supone fue emitido desde el centro de la galaxia por un suceso violento hace unos treinta mil años"; es decir cuando "los neandertales caminaban por la península ibérica algo grave ocurrió en el centro de la galaxia; probablemente un agujero negro en el centro de la galaxia se tragó un par de estrellas y, a partir, de ahí se formó la citada nube".

El investigador señala que los agujeros negros de las galaxias que se pueden estudiar están, relativamente cerca a la nuestra y "tienen una masa típica del orden de diez elevado a nueve masas solares; es decir mil millones de soles".

En este sentido, el científico señala que son objetos realmente "monstruosos"; así que la imagen que "tenemos de los agujeros negros supergigantes indican que las galaxias son como, si fueran islas volcánicas, que tienen un agujero negro en el centro que es como un volcán que, presumiblemente, fue, muy importante en el nacimiento de la galaxia; igual que un volcán puede estar vinculado a su nacimiento". "Luego, en períodos de inactividad, de vez en cuando, tiene una erupción", apunta.