La expresión 'Arquitectura natural' puede, quizás, parecer clara en su contenido, desde que, sin más preámbulos, se pensase una arquitectura que sea de algún modo parte de la Naturaleza; cuando el caso es que esto sería insuficiente, al ofrecerse solo un lado del asunto en la concepción y construcción de espacios-estructuras, ya que la naturalidad (la naturaleza) ha de estar también presente en la vida humana que se realice en la obra arquitectónica, es decir, en el habitar humano que es una dimensión fundamental que se ha de contemplar en toda concepción-construcción, y que, en definitiva, constituye un carácter ineludible y definitorio de la obra arquitectónica (esencial-filosófico).

Arquitectura ecológica

La arquitectura ecológica ya es una realidad y es noticia del mayor interés, y va en aumento el número de construcciones que se rigen por criterios y normativas ecológicos, de impacto ambiental, sostenibilidad (desarrollo sostenible) y autosuficiencia energética (lo que se llama construcciones autosuficientes). De este modo, parece como si este movimiento en auge y expansión de "la arquitectura ecológica" hubiera engullido lo que cabría llamar 'arquitectura natural', dando a está todo su contenido, o bien todo el contenido pertinente; lo que bien mirado no es necesariamente el caso, ya que no bastaría con que la obra arquitectónica fuera ecológica, sino que la vida humana (el habitar) habría de ser también ecológico.

Entonces, ¿qué ha de entenderse por una vida ecológica?, y ¿qué por ecología? La respuesta a esta última es la clave, lo que nos permitiría ver si la arquitectura ecológica es, o bien, puede llegar a ser, una arquitectura natural.

Ecología

La ecología es el estudio de las relaciones de los organismos (seres vivos) con su entorno, de las relaciones de estos organismos entre sí, y de las relaciones de las condiciones abióticas entre sí (típicamente, de las condiciones geológicas con las condiciones climáticas).

Así, un ecosistema es una parte de la realidad física, en la que se da un tal sistema de interacciones.

¿Una obra arquitectónica ecológica permite ya una vida, un habitar y experiencia, natural de la naturaleza?, ya que lo que queremos es que la experiencia de la obra arquitectónica sea una experiencia de la naturaleza, y más aún una experiencia natural de la misma (y no una cualquiera); donde por 'experiencia natural' ha de entenderse un darse (ofrecerse) la naturaleza desde la intuición sensible y desde asociaciones naturales, esto es desde los órganos sensibles (en definitiva, desde el cuerpo), y desde mecanismos de asociación natural o de carácter instintivo -como diría Hume-; pero además este darse de la naturaleza desde la intuición y las asociaciones naturales ha de estar acompañado de una interacción con la misma (más allá de la intuición y asociación natural, que ciertamente conllevan una interacción).

El sujeto humano no solo ha de intuir la naturaleza, en sus caracteres (espacio de interacciones, equilibrios, repetición cíclica, sucesión y devenir, en suma: interacción-devenir) sino que ha de interactuar sobre ella en sentido ecológico, ya como parte de un sistema de interacciones, y no solo ser un sujeto que intuye y asocia intuiciones...

¿Es, por tanto, viable una experiencia natural de la naturaleza ecológica, donde a la representación se le una la acción sobre la misma; donde no solo sintiéramos un pasillo, sino que al transitar y pararnos en él, pudiéramos contribuir a mantener el espacio arquitectónico como un sistema de interacciones en equilibrio dinámico (sistema ecológico, o ecosistema, cuya esencia es, en definitiva, esa); y más aún, la obra como ecosistema que es parte de un ecosistema mayor (un bosque)...

y ulteriormente y en definitiva, como parte del Planeta y la Biosfera como sistema de sistemas o sistema global. Es claro y ya está en práctica la acción ecológica global desde, por ejemplo, el consumo de energías renovables no contaminantes (no impactantes) de los sujetos humanos en sus viviendas, y otras edificaciones; pero no es claro, o no del todo claro por el momento, como pueden tener lugar acciones ecológicas en la obra arquitectónica respecto de ecosistemas locales ambientales, respecto al entorno de las edificaciones, más allá de lo obvio, como pueda ser quizás no generar demasiado calor con la calefacción de suerte que la vegetación circundante se vea alterada... Esta acción humana en la obra arquitectónica y/o por medio de ella, se ofrece como un campo para el estudio sistemático.

Una vida natural ha de ser aquella en la que se recupere la naturaleza como espacio de experiencias fundamentales y necesarias, como espacio óptimo para la salud y el desarrollo adecuado e integral de los sujetos humanos, un desarrollo conforme a su naturaleza y carácter íntimo, que exigen ese espacio. En esta vida natural se ha de tener una experiencia de la naturaleza en cuanto esta es ya un marco vital (el espacio donde se ha de desplegar las vida), y no como algo dado (de lo que se tiene experiencia) de modo ocasional, en excursiones y campamentos de fin de semana... Los estudios de psicología ambiental arrojan como resultado, empírico-teórico, que la naturaleza, o sea, el espacio no generado por el hombre según planes y conceptos (tecnologías constructivas o artes técnicas) es el espacio original y adecuado para la vida y su buen desarrollo (su óptimo desarrollo).

El movimiento de alejamiento de la naturaleza como espacio vital, del habitar, que se concreta y radicaliza en las grandes metrópolis actuales, ha de ser sustituido por un movimiento de aproximación a la naturaleza. La vida ha de volver a su espacio originario y propio; pues en éste tomará su verdadero ritmo, aliento, su más sólida imaginación y memoria, en ésta la solidaridad volverá a tener su rostro verdadero... Y la arquitectura, como construcción de espacios para la vida, para el habitar (hábito de permanecer en espacios), ha de ser una parte esencial, una clave, en esta vuelta a la naturaleza. Así pues, mantenemos la pregunta abierta: ¿qué ha de ser la 'arquitectura natural'?