Unos escarabajos muy especiales

En las amplias zonas naturales de América del Norte puede encontrarse al escarabajo soldado de vara de oro (Chaliognathus pensylvanicus), cuya forma de vida es muy particular. Este insecto vive siempre entre las flores de diversas plantas, pues es donde se alimenta de polen y néctar, además del lugar donde machos y hembras se reúnen para reproducirse.

Entre los pétalos y demás estructuras florales aguardan las esporas de un hongo denominado Eryniopsis lampyridarum, a la espera de poder pegarse al cuerpo de estos escarabajos, perforar su cutícula y comenzar a crecer en su interior, alimentándose de todos sus fluidos internos.

Este hongo no sólo ataca a esta especie de escarabajos soldado, sino a varias otras, debido a la falta de dureza de sus caparazones.

Una hipnosis con tentativa de violación

Según el hongo va creciendo por el interior del escarabajo, alcanzará las estructuras neuronales de su hospedador. En ese momento, será capaz de modificar la conducta de estos insectos, obligándoles a que se agarren fuertemente de una flor, únicamente utilizando sus mandíbulas y dejando el resto del cuerpo suspendido en el aire. Entonces el escarabajo quedará totalmente inmovilizado, muriendo a las pocas horas, al haber sido destrozado internamente por el hongo.

Pero el interés del hongo no termina aquí. Con el fin de seguir infectando a otros escarabajos, el hongo crece de tal forma dentro del escarabajo que hincha el abdomen y abre las alas del insecto.

Esta postura es percibida por los escarabajos machos como una hembra receptiva de ser fecundada y provocará la masiva llegada de machos para reproducirse. En el fallido intento sexual con los cadáveres infectados, nuevas esporas se pegarán a los machos ansiosos por reproducirse, que morirán en pocos días y esparcirán aún más el hongo.

Extraña pero efectiva forma la que tiene este hongo para esparcir sus esporas y perpetuarse entre las poblaciones de estos escarabajos.

El estudio que determina la infectividad y estrategia de este hongo ha sido realizado por la Universidad de Arkansas, gracias a la infección premeditada de 446 escarabajos con el hongo. De esta forma observaron el ritual que estos escarabajos seguían antes de morir y como abrían sus alas entre las 15 y las 22 horas tras haber sido infectados.

“La ciencia que no es divulgada hacia la sociedad es como si no existiera”