Un estudio científico de la Universidad de Michigan acaba de revelar una serie de datos que muestran como el vuelo espacial altera y modifica ciertas áreas del cerebro de los astronautas. Este estudio se ha llevado a cabo analizando a 26 astronautas que han pasado diversas cantidades de tiempo en el espacio entre 2008 y 2012. De ellos, 12 han pasado dos semanas como miembros de la tripulación de diferentes lanzaderas espaciales, mientras que los restantes 14, han sido residentes de la Estación Espacial Internacional o SSI (en inglés), donde han pasado seis meses.

El estudio se basa en la medición mediante un escáner de resonancia magnética en la que se ha mapeado el cerebro de los sujetos del estudio antes y después de que se llevara a cabo su vuelo espacial y su estancia en las condiciones de vida fuera de la tierra y en condiciones de ausencia de gravedad, así como de viaje espacial. Los resultados presentados por los científicos de la universidad de Michigan muestran que todos los sujetos han experimentado incrementos y decrementos del volumen de materia gris en diferentes regiones del cerebro. Además se muestra, sin lugar a dudas, que los sujetos que más tiempo han estado sometidos a esas condiciones han sufrido un mayor impacto en esas modificaciones.

Según Rachel Seidler, una de las científicas coautoras del artículo publicado el pasado 19 de diciembre en la revista Nature Microgravity, estos resultados no indican que haya una pérdida neuronal ni celular en el cerebro sino que las diferencias de incremento y decremento se deben a modificaciones del fluido en el cerebro que ocurren durante el vuelo espacial.

Estos cambios son debidos a la propia ausencia de gravedad o más concretamente la microgravedad en la que se mueven los astronautas en la Estación Espacial. Al no tener el peso de la gravedad que hace que el fluido tienda a descender hacia los pies, este se redirige hacia el cerebro, lo que provoca a su vez un desplazamiento del propio fluido cerebral.

Algo que es muy fácil de ver al observar las caras de los astronautas en las fotografías o vídeos de la Estación Espacial, donde aparecen con la cara congestionada.

El estudio también ha encontrado datos relevantes sobre el vuelo espacial y cómo éste incrementa el volumen de la materia gris en áreas que del cerebro que regulan y controlan el movimiento de las piernas, lo que sería un indicador de cómo el cerebro intenta restringir el movimiento corporal en zonas donde este tiene el movimiento limitado, mientras que el descenso de volumen en otras áreas, indicaría que hay una posible redistribución del fluido cerebroespinal que recubre el sistema nervioso.

Este es el primer gran estudio realizado sobre el cerebro en condiciones de vuelo espacial y de microgravedad, un estudio muy relevante sobre las futuras condiciones de vuelo y la calidad de vida de los astronautas y cómo intentar evitar al máximo los posibles daños cerebrales que podrían producirse, sobre todo con misiones que son tan a largo plazo en tiempo de vuelo y de desplazamiento como las futuras misiones a Marte.

Pero, además una de las principales salidas del estudio, y de aplicación real aquí en la tierra, es que puede dar muchas claves sobre el comportamiento del cerebro y cómo revertir problemas como la hidrocefalia, una enfermedad producida por una cantidad anormal de fluido en el cerebro.