El propósito de esta pequeña serie de artículos es esclarecer cuáles son los hechos fundamentales, desde el punto de vista científico, de la Vida. Ante el gran número de noticias y actualidades que dejan al lector sin las herramientas claves de comprensión acerca de la veracidad y la utilidad de lo que está leyendo, esta breve serie será una ayuda esencial.

La parte más pequeña de la materia que posee todas las características de la vida es la célula. De hecho, todos los organismos vivos están constituidos por una o más células. Pero, ¿qué debe entenderse por organismo vivo?

¿Qué propiedades lo distinguen de la materia carente de vida? Nada tiene de sencillo responder de forma simple y precisa a esta cuestión, pues los fenómenos típicos de la vida son múltiples y sumamente complicados.

Mientras aún se discute hoy en día si ciertas estructuras como los virus deben considerarse o no como vivas, se han delimitado una serie de características que, cuando aparecen conjuntamente, parecen estrictamente peculiares de los seres vivos. La primera de ellas es el elevado grado de organización estructural que encontramos en los mismos. Incluso las células más minúsculas, como las bacterias, gozan de estructuras internas extremadamente complicadas y altamente funcionalizadas.

Y esta constatación es válida no sólo para los diferentes orgánulos celulares detectados con el microscopio como, por ejemplo, las mitocondrias, sino también para los varios tipos de moléculas presentes en la célula, caso de las proteínas o los ácidos nucléicos.

Otra propiedad característica de la materia viva que deriva de la precedente es la clara diferencia que hay entre la composición química de los organismos vivos y la de su medio ambiente, no sólo en lo que respecta a los tipos de moléculas, sino también en lo relativo a los elementos químicos que las conforman.

Sólo se ha detectado la presencia permanente de dieciséis elementos entre los diferentes organismos vivos, y entre ellos los principales son el hidrógeno, el oxígeno, el carbono y el nitrógeno, mientras que los elementos químicos más abundantes en la litosfera son el oxígeno, el silicio, el aluminio y el sodio.