¿Sabías que Barcelona es una ciudad especial a la par que misteriosa? ¿Sabías que casi todos los rincones de la ciudad, aguardan innumerables misterios y algunos de ellos son realmente aterradores? La respuesta a ambas preguntas es afirmativa. Hoy, en esta columna vamos a desvelar uno de los misterios que relacionan la actual calle de Joaquín Costa, con uno de los episodios más oscuros de la Barcelona de principios del siglo pasado.

Calle Joaquín Costa en el barrio del Rabal

En el barrio del Rabal, en la actual calle Joaquín Costa (antiguamente conocida como calle Poniente), existe un edificio que aguarda un aterrador secreto, se trata del portal número 29.

En ese edificio, en el entresuelo, vivió una de las asesinas más despiadadas que uno pueda llegarse a imaginarte, Enriqueta Martí, conocida como "La vampiresa de Barcelona".

Nacida en San Feliu de Llobregat en el año 1868, Enriqueta Martí destacó por ser una asesina de niños sin compasión. A sus víctimas, se les extraía la grasa con la finalidad de realizar ungüentos curativos para la burguesía de Barcelona. También ejercía la prostitución, era habitual verla en el ya abandonado prostíbulo de la Arrabasada, a escasos kilómetros del Parque de Atracciones del Tibidabo.

Teresa Guitart Congost

En el año 1912, Enriqueta Martí secuestró a la que sería su última víctima, una niña llamada Teresa Guitart Congost.

Gracias a que ella fue vista asomada en una de las ventanas, pudo ser rescatada antes de padecer el mismo destino que las anteriores víctimas, la muerte. Enriqueta Martí fue llevada ante el juez y condenada a pasar el resto de sus días en la cárcel de mujeres. Pasaron los días y tiempo después, Enriqueta Martí se suicidó (o eso es lo que dice la versión oficial) lanzándose desde el tejado de la cárcel hacia el patio.

Existen rumores que dicen que en realidad no fue un suicidio, sino que fue asesinada, ya que según algunas fuentes, Enriqueta Martí tenía un diario donde anotaba a todos sus clientes. Un diario donde aparecían nombres que de ser descubiertos, pondrían en jaque mate a la sociedad de la época y también a la actual.